50 Shades of Grey o cómo se denigra la literatura gracias a Crepúsculo

Debo comenzar esta entrada advirtiendo que no soy lectora. Lo único que leo es lo que me gusta y a eso me cierro. Únicamente he tenido contacto con literatura latinoamericana, inglesa y oriental en menor medida. Aún así, prefiero leer diarios o revistas culturales porque la gente posmoderna e individualista no tiene dinero para comprar libros ni tiempo para leerlos (hay que sobrevivir). De hecho, soy tan poco lectora que, si pudiera, me succionaría los ojos con una aspiradora con tal de no leer una novela romántica contemporánea al estilo lit-chick.

Y como lamentablemente peco de persona inculta, también debo confesar que caí en la masividad de la literatura superficial, ¿en la industria literaria?, Sí, en eso de lo que hablan los frankfurnianos. A decir verdad, las revistas culturales no paran de hablar de 50 Sombras de Grey y cómo descubría temas tabú y un montón de pastiches a base de figuritas repetidas sobre lo compleja de la historia. Entonces, a ellas les debo que me hayan sacado un valiosísimo tiempo con este libro espantoso

En principio, esta onda de literatura pornográfica para mujeres no lo inventó esta gorda de flequillo y ojos de pervertida. No. Antes que ella, fueron millones las gordas sexualmente insatisfechas que escribieron fantasías tan clichés de mujeres poco sexys e inexpertas que enganchan un hombre Hemsworth (léase: de belleza idealizada) muy viril y –casualmente- conocedor del kamasutra. Los personajes comúnmente se odian, pero en el mundo de fantasía de estas mujeres los que se odian no cortan vínculos como hacemos los humanos, sino que se ven siempre y luego en un arranque de pasión se dan matraca, para luego experimentar una pérdida que los llevan a darse cuenta de que estaban enamorados. Si busquen en la web o en una librería, estos libros son fácilmente identificables por sus títulos pedorros, como Amante Oscuro, Oscuro Amante, La doncella y el caballero Oscuro, Mi capitán oscuro, Amor y odio, Odio y Deseo,  (Estoy inventando todo, aunque seguro le di en el clavo a más tres).

Ver para creer. O mejor dicho: ARE YOU  FUCKING SERIOUS!?

Pero, de todos modos, tengo que admitir que la trilogía 50 Sombras de Grey sí es diferente. Es un peligro en sí misma para quienes anhelamos que la literatura sea una herramienta para cultivar mentes. El problema no es que una gorda que escribe sobre sadomasoquismo gane millones por eso y esté planeando conquistar al mundo. NO. Lo terrible es que la industria reproduzca esta literatura barata y la panfletea para exprimir la crítica de los cerebros. El desafío de quienes odiamos la pasividad masividad es encontrarle la vuelta de tuerca a libros tan mal escritos y denunciarlos socialmente.

Se puede entender porqué las mujeres de hoy prefieren abandonar a Jane Austen por sobre  50 Sombras de Grey. Yo jamás lo haría, pero no me cuesta entenderlo y aceptar el problema desde su raíz. Se enmarca en la sociedad actual con predominio de fragilidad de los lazos sociales, los fracasos amorosos, inestabilidad y el malestar y angustia que generan. Todos chocamos y nos golpeamos las neuronas con paredes hechas del material más duro y desagradable del mundo: la realidad. Por eso escapan(mos) a través de las imágenes de la tevé, el cine y por eso la literatura se vuelve cinematográfica (un terror del gran Murakami).  Vivimos en “relación especular”, diría la psicología barata de reciclaje, cuya omnipresencia te rompe las bolas olímpicamente. Señores, sabemos que nuestra salud mental está jodida. Nos violan los medios, nuestros amigos, familias, jefes, profesores. No necesitamos que lo repitan. Gracias.

Entiendo el contexto, entiendo el sentimiento porque mi subjetividad también está hecha de madera del mismo árbol. Sin embargo, lo que no entiendo del fenómeno 50 Sombras… y lo que me rompe los ovarios feministas es LO MISÓGINO DE ESE LIBRO DE CUARTA CATEGORÍA DE LA MEDIOCRIDAD ABSOLUTA. Cuenta su historia, que la piba (que tiene más o menos mi edad) va a entrevistar un man de casi 30 pirulos, dueño de una corporación capitalista, por lo que –aparentemente- tiene más plata que los forros que viven en la India. Otra vez, la flaca que es una doña Florinda cualquiera se enamora a primera vista del hombre que es poderoso, hermoso y seguro de sí mismo. Si ustedes son unas twightaradas (lectoras o espectadoras de Twilight) sabrán de lo que hablo, ya que esta mujer se inspiró en Stephenie Meyer para escribir un libro que tiene más diálogo que los de Platón y no por eso es bueno.  Pero el libro tiene algunas diferencias: la flaca admite que no le cabe el amor (sabe y reconoce que el amor no es como jugar al bingo) y el amado en cuestión no es vampiro y no brilla en la oscuridad pero es re Grey y oculta un misterio que no es nada misterioso ya que la contratapa del libro te dice que es sadomasoquista. /Nota: Fíjense lo bien que escriben nuestros editores sobre las impresiones.

Ellen intenta leer fragmentos del libro para uds. pero no puede con su genio ;)

Como decía, La chica Anastacia está super enamorada, es re antisocial y encima es virgen. Sí, cartón lleno. Pero el chico Christinan es un jodido y por hijodeputa que es la quiere hacer firmar un contrato, mediante el cual ella se declara “sumisa ante el amo”, dándole la potestad para ser cagada a palos mientras es cogida (¿ustedes sabían que hay que hacer ejercicio con un personal trainer para tener sexo? #AHBUÉ, #FeelsLikeANerd)

En tal sentid, no es que sea moralista, al contrario, detesto que la moralidad sea brújula guiadora en la vida de todos. Sin embargo, soy feminista y me produce un rechazo visceral la idea –casi irónica- de que la literatura legitime y reproduzca masivamente la desigualdad de género. Porque, más allá del “sadomasoquismo”, lo que hacen es seguir dándole manija a la misoginia que empezó Stephenie Meyer y a que un millón de boludas aceptemos que el amor todo lo valida. Pareciera que el amor hacia un hombre Hemsworth valida que te chupen la sangre, valida te amenacen con pegarte por “placer”  o si no te portás bien, valida que luego te peguen, que te hagan sentir una mujer débil e incapaz de valerte por vos misma, de no ser deseada por los demás y que ese “príncipe” use a la amada como un recipiente para llenarle el florero de esperma. Y lo hacen de una forma tan rara, tan explícitamente y a inconsciencia que incluso roza lo absurdo.

Por eso afirmo  que 50 sombras de Grey es una basura que se escurre de las manos. Es como llevar en el vientre un anticristo, una bomba de tiempo o una cagada que hiciste el fin de semana con 4 tequilas encima. Hay –como diría Weber- consecuencias inesperadas. Es presentada como una novela romántico-pornográfica para mujeres contemporáneas o como un cuento de hadas sobre una pareja que tiene que lidiar con las diferencias y los problemas psicológicos de cada uno. En ese sentido, considero que está perfecto destapar el tabú que es el sexo y que se acepte de una vez que no hay nada de anormal en que las mujeres tengan placer mediante la lectura y no por eso sean llamadas “flacas que necesitan una buena pija”. Pero inconscientemente es mucho más que eso. La trilogía no busca explorar la problemática del género, la reproduce y, lo que es peor, la legitima. Mujeres, vuelvan a Jane Austen. Vuelvan a hacerse valer por personas capaces, respetables e inteligentes que somos todas. Y háganse amar por eso.  

Must see.