lunes, 21 de octubre de 2013

Mosquera y otras zonseras.


Exhibiste un poco más de lo que debías y tu sentido del pudor quedó tirado junto con las ropas que arrojaste al piso. Cómo te gusta sacarte fotos a prenda suelta; para colmo te hacés  la linda y sos "más fiera" (sic). Sos lo que el común denominador llamaría una PUTA. 

Así parece que ser una putita te hace la peor persona: la que es moralmente incorrecta, la que perdió todo sentido de pudor bíblico. Belén Mosquera es la Eva que incito a Adán a morder la manzana prohibida (El indefenso Adán, todos sabemos quién es). O sea, su tremenda putez e inteligencia maquiavélica propia de la puta trepadora es la que hizo que Cavandié cayera en sus garras y la muletilla de "soy hijo de desaparecidos" era una última  instancia de esa opresión humana que sufría el diputado nacional. Ser una puta que quiere mostrar el cuerpo en los medios es la prueba fehaciente de una operación mediática contra el buenazo diputado. 

Que existe la operación es cierto, siempre lo está y el machaqueo es agobiante pero también lo son las múltiples respuestas reaccionarias. Así, cierta parte de la sociedad pretende extenuar a un legislador de haber cometido una macana muy grande. El señor legislador, funcionario electo, quiso ser más que el común ciudadano apelando a influencias políticas, le faltó el respeto a una mujer, la rebajó en cuanto pudo y luego sacó el haz del desaparecido bajo la manga, apelando a los fantasmas de un pasado muy pero muy lejano. Y Mosquera parece que no es ninguna mosquita muerta. Salió en los medios y su llamativa juventud y buena presencia la llevó a la tapa de unas revistas. La circulación del discurso machista activó todos sus mecanismos y, ahora, el adjetivo implícito de puta mediática vale más que los hechos objetivos en sí mismos a tal punto que uno suprime el otro. Lo suprime, porque ya no se pone más en cuestión si el señor hizo tal o cual cosa que no debía. No. Se cuestiona a la mujer que libremente se aligera de ropas sin que nadie la obligue. En resumen, y sin más rodeos, se pone en jaque que una mujer legisle sobre su propio cuerpo. 

¿Quién cree que puede tener el derecho para opinar sobre qué hacemos o dejamos de hacer con el cuerpo que es lo más básico de nuestra naturaleza? ¿Desde cuándo el habeas corpus se transformó en un habent corpus meum? ¿No son ustedes quienes también se enuncian en contra de la trata? Llamar a una mujer puta, trepadora, que quiere llegar a ideas del sur, que quiere ser famosa, blah blah es otro mecanismo despectivo más de violencia de género. Indistinto de la sutileza del lenguaje que deseen ponerle. No importa de qué color pinten sus palabras, la esencia es básicamente la misma. Mosquera no es mosca, no es Eva, es ella. Es mujer. Cabandié no es Adán, no es ratón del laboratorio mediático. Se mandó una macana. No mezclemos las cosas.


¡CERVEZA GRATIS PARA TODOS!
Ahora que tengo su atención, les comunico que los textos de cine se han mudado al blog CINEVASIONES; si buscan cine y series me encontrarán ahí, tratando de convertirme en mejor observadora pero jamás en mejor redactora. 
Los espero :) 

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