viernes, 10 de junio de 2011

En piedra.

Qué gran hombre sos,
podrías pelear una guerra con tan sólo tu rostro.

Qué palabras tan grandes tenes,
recitando líneas que escuchaste en una película.
Podría escribir un libreto con tan sólo tu lujuria por respeto.

Arrancá este rostro, no puede persistir
como las sombras en la lluvia -líneas indefinidas-
una sinfonía muda y canosa.
No sos real, ni siquiera tus metas lo son.

Tus metas:
Expuestas e inútiles
suspendidas por una infancia insegura,
perpetuadas más allá de límites de lógica y realidad.
Muchas veces te dí mi ayuda
cuando debería haber sido yo quien te destruya.
En mis derechos debería haberlo sido...

En algún lugar me esperanzé con que através de tu nublado retrato de ira
podría eventualmente contar con la naturaleza humana para levantarte la cabeza
y así brillar sobre la oscuridad que creamos para nosotros.
Y aunque la naturaleza humana brilló,
nunca me dí cuenta que esa naturaleza humana era en realidad tan celosa y vil.

Esa es la naturaleza del hombre,
el mismo hombre que te esforzás por ser,
y vas a lograrlo.
Extendé tu dolor mientras él pueda cargarte,
hasta que tu cuerpo quede consumido y descompuesto por los saqueos del tiempo.

Porque un día la máscara te cambiará para siempre,
y serás tallado en piedra.

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