Feliz me puso escribir en mi colaboración semanal para RCU sobre una de mis películas favoritas, que me fascinan, me asesina las neuronas y me aflora demasiadas emociones. Copie Conforme, para ustedes (:
Complejidad abrumadora. En dos palabras se puede calificar “Copia Certificada”, el último filme del director iraní Abbas Kiarostami, el cual parte de una aparente historia sencilla, para hilar en ella un mensaje aplicable en varios ámbitos. La actitud frente al arte puede ser la misma actitud que se tiene respecto a las relaciones interhumanas e inclusive con el propio espectador.
A simple vista el relato parece girar en torno al Arte, el debate sobre su originalidad, la reproducción y el sentido de la copia. En la película, esos temas están reunidos en el libro que ensayista inglés, James Miller (interpretado por el debutante actor, el barítono William Shimell) presenta en una conferencia en la Toscana. A la presentación asiste Elle, una galerista francesa interpretada por la fantástica Juliette Binoche, quien por esta película ganó el premio a mejor actriz en el afamado Festival de Cannes.
El arte, entonces, lleva a la reunión de los personajes. La francesa es una ferviente admiradora del trabajo de Miller, pero aún tiene ciertas discrepancias con las ideas que el escritor manifiesta en su libro y por eso desea debatirlas. Para lograr su propósito, se ofrece al escritor como guía turística. Les quedará tan sólo un día antes que él se tome su tren de regreso a las 9 de la noche.
Ella decide llevarlo a Lucignano, y en el camino expondrán sus ideas y filosofías sobre el sentido del arte. Pero en un momento, ella utilizar como contra-argumento la sencillez en la vida de su hermana, que tanto rechaza. Él le contesta que “no hay nada simple en ser simple”. Esa frase justa, en el momento justo, es el disparador hacia el verdadero sentido de la película. Copia Certificada deja de ser sobre el amor al arte, para utilizar al arte –su reproducción y originalidad- como una excusa para reflexionar en torno a la existencia, el amor dentro de una relación y sus formas de manifestación. En resúmen, es hablar con total profundidad sobre el Arte de Amar.
La aparente sencillez y linealidad de la historia van gradualmente conduciendo al reconocimiento de los personajes. Mientras James y la mujer van recorriendo la bella Italia, surgen personalidades contrapuestas. Ella es una mujer sentimental, femenina, frágil y risueña. Él, un hombre frío, calculador e intelectual. Entre los dos pende el significado de la soledad y el amor: ella amando el amor y aborreciendo la soledad que él dice necesitar.
Sin embargo, en la mitad del relato, la sencillez comienza a demostrar su rostro de complejidad. La historia sufre una fractura, un giro dramático totalmente impredecible. Los personajes no parecen ser quiénes dicen ser y esto conlleva a que el espectador mantenga un rol activo. Nada puede decirse sobre ese acontecimiento porque arruinaría la sorpresa y el goce que genera la película.
A partir de esa fisura, las contradicciones de los personajes comienzan a mostrar las diversas formas en las que el amor se manifiesta y los avatares de una relación amorosa de carácter universal. En una tarde (y en los 106 minutos que dura la película) aparecen reflejados el principio, la plenitud, el fin y el intento de reavivar una pareja. Ellos conversan de arte, desacuerdan, se distancian física y emocionalmente, silencian cosas hasta que estallan de odio mutuo y luego vuelven a empezar. La francesa llora sin consuelo, se ríe, envidia aquello que antes jamás le había importado carecer y copia de otros buscando seducir a su amante. Él la contradice, la rechaza, la enamora y la vuelve a abandonar entre olvidos.
¿Y cómo impacta esa difícil historia en el espectador? Él ahora interactúa con la obra cinematográfica de Kiarostami e irá en busca de su apropiación, revistiéndola con su propio significado. En suma: el receptor participa dándole un valor abiertamente subjetivo - tal como lo expresa el filósofo alemán Walter Benjamin cuando habla del “aura atrofiada” del arte debido a su reproducción de acuerdo a la condición de cada uno.
Este poder de innovación que cabalga sobre la interacción aflora una serie de interrogantes sobre la condición humana: ¿somos realmente personas originales? o, ¿somos una copia, una reproducción de otros personajes sobre los cuales constituimos nuestra personalidad? ¿es acaso esta última una condición inexorable de la humanidad o simplemente cambiamos?
Acaso la idea ser o no una copia pierde importancia si las intenciones son verdaderas. Es la conclusión a la que, inexorablemente llega uno a comprender mientras observa y escucha a los personajes. Cuando James le dice a la pretensiosa Elle que “lo que importa no es el objeto, sino tu percepción del mismo”, le está diciendo que no importa si una obra de arte es una copia o no. Entonces, no importa la persona amada, esa majestuosa obra de arte, sino quien la contempla y la ama a su manera. Esa es la única verdad para entender al Arte universal de Amar.
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