miércoles, 17 de octubre de 2012

To see her is to believe her.



Una pareja de documentalistas escépticos se infiltra en una secta para poner al descubierto el fraude de su líder, Maggie. Creen que ella es un sujeto peligroso, cuya lengua de serpiente es capaz de recolectar seguidores para algún plan perverso. Tal vez en otra historia ese mismo personaje podría habernos hecho dudar de su veracidad discursiva: Maggie proclama ser del 2054 y sus recuerdos, más las marcas en su cuerpo ya débil, darían cuenta de ello. A lo mejor, nos costaría como espectador creerle a ese personaje si no estuviera interpretado por la hipnótica Britt Marling, a quien le creí todo a partir de Another Earth. Desde la dulce cadencia en su tono de voz, esa mirada cristalina y rasgos angelicales, Maggie revuelve las creencias de Peter y Lorna, al tocarles los episodios más crueles de sus vidas pasadas y, de esta manera, ponerlos al borde de una cruel ruptura, exponiéndose (como reproche) los fracasos que jamás aceptaron. Es que en Sound of my Voice,  la fe y la duda, funcionan como una dualidad agobiante que, gradualmente, corroe al interior de los protagonistas que no encontrarán paz hasta lograr una definición.  

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