viernes, 22 de febrero de 2013

Porqué Argo no merece un Oscar (y por eso va a de ganarlo)


Llámenme pelotuda o inculta, pero Argo no merece un Oscar por mejor película. Es decir, hablo del Oscar desde lo simbólico, de premiar a la mejor película que nos entregó la industria en el 2012 y no de la Academia esquizofrénica que reconoce cintas como el Paciente Inglés, Forest Gump, El Último Emperador, Crush o Titanic bajo parámetros totalmente arbitrarios y de dudosa procedencia. 

Argo es un thriller histórico que Ben Affleck dirigió, escribió y protagonizó, demostrando que no sólo es como el vino que mejora con el paso del tiempo, sino que también es el hombre que le presentarías a tu vieja. La película (basada en hechos reales) trata sobre una operación para rescatar un grupo de norteamericanos rehenes en Irán, durante un conflicto internacional entre el país de medioriente y EE.UU. En la historia, Affleck interpreta a Tony Mendez, exagente de la CIA, algo desgarbado y especializado en rescatar personas de los odios viscerales que despierta el imperialismo del Norte en países que profesan otras culturas y modos de vida. El plan #Argofuckyourself que ideó Mendez -y por eso fue posteriormente desclasificado- era rescatar rehenes a través de una falsa película que lleva el nombre homónimo del filme de Affleck.    

De esta manera, Ben intentó despegarse de bazofias como Daredevil, Sobreviviendo a la Navidad - o a lo mejor de toda la filmografía que protagonizó back in the ninetees y principios de 2000. Pero Argo no alcanza, porque en su lugar, siempre recordaremos el videoclip con J.Lo o Gigli. No hay espacio para The Town, Gone Baby Gone, Good Will Hunting o Chasing Amy (por citar una del palo romántica). 


La trayectoria parecería (nótese el intencional potencial) importarle a la Academia a la hora de analizar un filme y premiarlo.Sin embargo, aquí puedo dejar a un lado las películas de este encantador cuarentón y poner Argo en un paréntesis. Aún así, es insuficiente, porque la película es sencillamente una cinta bien hecha y sólida. Pero nada más. No moviliza emociones, no se arraiga en la memoria y los personajes son intrascendentes. En definitiva, no logra perdurar. 

Por ser un thriller, en Argo muy pocas veces se siente la incomodidad de transitar al filo del peligro, mientras que los momentos de disfrute son microscópicos (la aparición de los productores de cine procesando la falsa película, por ejemplo). Asimismo, está siempre palpitante el vapuleo norteamericano al iraní -aquí despiadado y sanguinario-, quien transita sobre un paisaje caótico con una orquesta contrastante debanderas estadounidenses que ensalzan la figura del héroe norteamericano: un servidor de la patria que, mediante la humildad y el anonimato, aporta a los cimientos que fortalecen la nación. 

De todos modos, incluso en esos momentos, Affleck sale a relucir su maquinaria de pretensiones objetivas y opta por seguir aclarando que fueron hechos reales, que así es su país y así funcionan los servicios de inteligencia. Perspectiva que recuerda a Kathryn Bingelow y los soldados anónimos, adictos pero "heróicos" (sic) de  The Hurt Locker, película que por cierto, ganó un igualmente cuestionable Oscar.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario