sábado, 23 de febrero de 2013

Silver Linings Playbook: el costado luminoso de la vida

"No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es un orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en perjuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo." 
(Julio Cortázar, Rayuela)


Silver Linings Playbook es una bofetada de optimismo. No optimismo ñoño, conformista, cursi, trillado, embebido de dulzura edulcorada. Es un optimismo que invita a seguir buscando las pequeñas cosas que nos dan felicidad. Comienza a serlo desde que Pat sale del hospital psiquiátrico, luego de que su esposa Nikki lo engañase con un profesor de historia, él los haya descubierto y en un arranque de bipolaridad lo haya molido a palos. Patrick está imbuido de teorías y aprendizajes desaprehendidos acerca perdonar, ser optimista, "rehacerse" (desde lo físico y lo mental) para recuperar a Nikki, que ahora se resguarda de él mediante una orden de restricción. Pat llega "renovado" a la casa de sus padres: cansado del cinismo y la negatividad que envenena el mundo ("el mundo es demasiado difícil como es, seamos positivos. Tengamos un buen final para la historia."). La frase que resume la ideología sería Excelsior: tomar la negatividad y hacerla combustible. Producir desde lo negativo. Mantenerse en la luz. If you stay positive, you get a chance of seing the silver linings. 

Ahora bien, detrás de la convicción de Pat yace -en contrapartida- la negación de lo real. Del pasado que dejó atrás y que ahora pretende aislar. Tiffany tiene mucho que ver con eso, con revolver las necesidades o prioridades que él tenía. La primera vez que se ven, ella va vestida de duelo por la muerte de su esposo. La lengua verborrágica ("sin filtro") la hiere constantemente. Pat juzga la vida de Tiffany, su desorden y la enfermedad por la que pasó. No obstante, Tiffany ya procesó a su manera la depresión y apr(h)endió a aceptarse (There’s always gonna be a part of me that’s sloppy and dirty, but I like that, with all the other parts of myself. Can you say the same about yourself, fucker? Can you forgive?, are you any good at that?). Hasta que el psicólogo le recomienda que la ayude dándole su amistad. Al fin y al cabo, él también necesita de alguien para mantener su Excelsior.


A partir de ahí, el mundo aislado que Pat pretendía comienza a perder claridad. La meta (Nikki) que se fijó cuando sale a correr cada mañana se vuelve inalcanzable. Si Tiff le ofrece sexo la primera noche donde se conocen, él huye hacia su casa y se desvive tratando de aferrarse en recuerdos de su matrimonio. Si ella le pide que lo ayude con la rutina de baile, él cae desplomado en su cama sin poder seguir la lectura de los libros de esposa y luego se encuentra sonriendo, procesando algo que ya no entiende muy bien.

En consecuencia, ese camino tan preciso que estableció reaparece en bifurcaciones que, si bien implican vaivenes emocionales, le exigen que extienda su solidaridad. Comienza a aceptar y a amar a su hermano por quién es (un idiota pero exitoso), a pasar tiempo con su padre y aconsejar a su mejor amigo que también se ahoga con el mundo. En definitiva, Excelsior cobra su propósito. No un propósito atado a viejas amarras, sino a eso, a las señales que van (re)configurando el presente. Entonces, decide arrojar obsesiones pasadas y tomar de la mano a la mujer que le miente para hacerlo feliz porque, aún sin "ninguna consciencia de orden", es la que impide que el mundo se estanque. Tiffany acaba siendo la mujer que nace de una casualidad del presente pero quien, a su modo, le da un final feliz a la historia. Sobre ciertas casualidades que obligan a seguir corriendo leí una vez. Tenía un final distinto, pero un mismo comienzo: "ibamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."


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